El Festival Michoacán de Origen es muy disfrutable y oferta suculencias y sorpresas

Morelia, Michoacán; 6 de mayo de 2022.-  Bueno, y que me voy al Festival Michoacán de Origen. Entré como cualquier hijo de vecino dispuesto a disfrutar, degustar, convivir y, si se podía, “combeber”. Había mucha gente, y cómo no, era jueves de asueto, jueves de inauguración, y andaba por allí el gobernador Ramírez Bedolla, y eso provoca que llegue mucha gente. Buen ambiente, eso sí, nada de estridencias; frente al teatro Morelos el Ballet Folklórico de Michoacán; puestos de cocineras tradicionales, juegos mecánicos, estands, muchos stands, y lo singular y bello: una réplica de un aula de jardín de niños.

Esa sí que llamó mi atención, no solamente por su buen diseño, colorido y belleza, sino porque estaba allí un teatrino, donde por supuesto que se dio función de títeres, y un cuentacuentos que sabe del oficio, que le pone sabor y sabrosura a sus relatos, que tiene mucha garra narrativa. Sí, una hermosa, cálida y hasta curiosa aula donde se ven mesas y sillas de colores y un pizarrón en el que se puede leer: ¡Pájaro, pájaro! Tus alas dicen mi nombre.

Aula a la que acudió Yarabí Ávila González, secretaria de educación, la que se vio radiante, contenta, sociable y muy accesible. Felicitó a las promotoras culturales de la Dirección de Educación Artística y Desarrollo Cultural, les reconoció su laboriosidad, su disposición para siempre hacer en beneficio de niños, jóvenes y adultos michoacanos. Fue recibida por el escritor Juan Iriarte Méndez, titular de la dirección mencionada, con quien charlo amplio y tendido.

También recorrieron el Festival Michoacán de Origen otros servidores públicos, a los que yo vi fue a Roberto Monroy, secretario de turismo, y a Alfredo Anaya, el hijo, secretario de economía, quien no dejó mano sin saludar, ni stand sin visitar, conversó con los expositores, agendó futuros encuentros con ellos para analizar situaciones y circunstancias de las diferentes regiones a fin de buscar caminos y maneras de impulsar la producción.

Después me fui a la zona gastronómica y, mmmh, qué sabrosura. Que agasajo de colores, olores y sabores me di. Las enormes ollas y cazuelas lucían rebosantes de comida. Yo elegí el puesto de Santa Fe de la Laguna y degusté una rica gordita de maíz negro rellena de charales. Mmmmh ricura; y enseguida otra rellena con bistec en salsa de chile negro. ¡Exquisita! Y completé mi banquete con un vaso con agua de mango, auténtica de fruta natural.

Ah, y lo mejor, todo muy barato. Nada qué ver con aquellos precios asalta caminos de otros lados, económico y sabroso, porque el Festival Michoacán de Origen oferta suculencias y muchas sorpresas para chicos y grandes. De suyo, es muy disfrutable. Otro de los aspectos que me gustaron, pero mucho, es que tiene un toque familiar, nada de briagos, nada de escandalosos, todo muy recomendable. Por ello es que la gente se veía contenta y degustaba manjares.

También vi la exposición de animales disecados que tiene el Zoológico de Morelia, el bello stand de Copándaro de Galeana y, así, todos, porque en cada uno hay en exposición y venta de lo que es característico y tradicional de cada lugar. Pero, insisto, lo que más me agradó fue la bella aula de jardín de niños que, por cierto, luce una conglomeración de globos de todos colores que parece que la quieren levantar para llevarla AL INFINITO Y MÁS ALLÁ. Así sea.